Un resumen de las principales noticias difundidas en los últimos días relacionadas con las alcantarillas y los atrancos y atascos de las redes de saneamiento de aguas residuales…
· La mitad de las alcantarillas españolas se han quedado viejas: El 40% del alcantarillado nacional ha alcanzado el final de su vida útil y debería ser reemplazado inmediatamente. Así lo afirma Gonzalo Delacámara, responsable del Foro de la Economía del Agua y asesor de la Comisión Europea. En su opinión, el problema es que España no destina suficiente dinero a la conservación y mejora de sus infraestructuras de agua.
En concreto, el experto sostiene que solo un 0,3% del PIB español se destina a infraestructuras de depuración, alcantarillado y abastecimiento, lo que se traduce en 63 euros al año por cada habitante. Se trata de una cifra inferior a la de países como Portugal, Italia o Francia, y también está muy alejada de los 120 euros al año que Delacámara considera necesarios para que nuestras alcantarillas funcionen correctamente.
Además, este especialista en temas de agua considera que la contaminación es el principal reto de nuestro país en materia de depuración y tratamiento de aguas residuales. Básicamente, porque a los agentes contaminantes tradicionales se han sumado, en los últimos años, muchas otras sustancias entre las que aparecen el ibuprofeno o incluso la cocaína.
· Londres renueva el alcantarillado bajo el Támesis: Las alcantarillas de Londres sufren problemas a diario, por los temporales que suelen sacudir Reino Unido y los fatbergs que se forman en las cloacas por la acumulación de grasas, toallitas y otros residuos que los londinenses arrojan por el WC. Pero el principal problema del alcantarillado de la ciudad es su propia capacidad, que fue pensada para atender a una población de 4 millones de habitantes, la mitad de los que hoy viven en la capital británica.
Por este motivo, en 2016 arrancó la construcción de una moderna infraestructura que estará totalmente completada en 2024 y que contará con una inversión de 4.700 millones de euros. Hablamos del Thames Tideway, un gigantesco túnel situado bajo el Támesis que tiene como objetivo acabar con la contaminación del río, reduciendo en un 90% los 55 millones de toneladas de residuos sin tratar que se vierten diariamente en sus aguas.
Este ambiciosa proyecto, en la que participan numerosas compañías de infraestructuras incluida la española Ferrovial Agroman (que se ha hecho con un contrato de más de 1.050 millones de euros), incluirá unas canalizaciones que llevarán las aguas residuales desde el túnel hasta unos pozos situados a 60 metros de profundidad. Después, otras tuberías trasladarán esas aguas fecales hasta una planta de tratamiento, donde se procederá a su depuración.
· La ex alcaldesa de Getafe declarará por un vertido de aguas fecales: Un juzgado de Getafe ha citado a declarar a la ex alcaldesa del municipio, Sara Hernández, y a su concejal de Urbanismo, Jorge Juan Rodríguez, por posibles delitos contra los recursos naturales y el medio ambiente. En concreto, el juez quiere dirimir la responsabilidad de ambos políticos en la gestión de las aguas fecales que desde hace una década llegan al río Manzanares procedentes de la localidad getafense sin ningún tipo de tratamiento o depuración.
Todo parte de una querella presentada por Impulsa Getafe, que denunció que las aguas fecales del barrio de Perales del Río pasan por una estación de bombeo que lleva 10 años inutilizada, por lo que salen por otra tubería que las lleva al Manzanares. Esto tiene unas consecuencias evidentes para los vecinos (que sufren malos olores y plagas de mosquitos en verano), pero también para la flora y la fauna de una zona que, para colmo, goza de una protección especial al formar parte del Parque Regional del Sureste.
· Por qué no hay que tirar las lentillas por el WC: Entre el 15 y el 20% de los usuarios de lentillas se deshacen de ellas arrojándolas por el retrete o el lavabo, y eso son muchísimos millones de personas en todo el mundo. Lo que posiblemente no sepa toda esa gente es que lo que está tirando por el WC es una variedad de plástico que puede terminar afectando a su propia salud.
Eso es lo que sostiene una universidad de EEUU que ha realizado un estudio sobre el impacto de las lentes de contacto en la contaminación del agua. Según sus conclusiones, las plantas depuradoras de aguas residuales transforman esas lentillas arrojadas por el inodoro en microplásticos que son ingeridos por los peces y otros animales marinos, muchos de los cuales forman parte de nuestra dieta habitual.
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