La última semana ha estado marcada por las siguientes noticias en el ámbito de la pocería, las canalizaciones, el alcantarillado y el saneamiento de aguas residuales:
1) La segunda vida de nuestros excrementos: Prácticamente todo lo que expulsamos de nuestros hogares a través de las cañerías tiene una segunda vida. En este artículo lo explican perfectamente: las aguas residuales primero pasan por las estaciones depuradoras y luego por las potabilizadoras, donde la materia orgánica que ensuciaba las aguas es transformada en lodos. A su vez, estos lodos (que hasta hace no mucho tiempo terminaban en los vertederos) ahora se destinan a diferentes usos agrícolas.
Por un lado, los lodos pueden ser esparcidos sobre el terreno y mezclados directamente con el suelo, lo que aumentará el rendimiento de los cultivos gracias a que se trata de unos residuos muy ricos en fósforo. Otra posibilidad es que sean enviados a las plantas de compostaje, donde serán sometidos a un sofisticado tratamiento por aire que mineralizará la materia orgánica. Tras todo este proceso se obtendrá un compost de alto valor agronómico, que luego se vende en el mercado.
2) Depuración de aguas residuales, un banquete para las bacterias: Como una imagen vale más que mil palabras, os dejamos este post que explica el funcionamiento de las estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) de una forma muy gráfica y divertida, como si en realidad fueran banquetes. Lo más pintoresco es que quienes se sientan en la mesa de este peculiar salón de celebraciones son las bacterias y lo que se comen son las partes biodegradables de las aguas residuales.
Básicamente, eso es lo que sucede en el interior de las depuradoras: están formadas por un reactor biológico en el que confluyen las aguas residuales, las bacterias y el oxígeno. Y la combinación de estos tres ingredientes en las debidas proporciones es la que permite la obtención de agua depurada por un lado, y de lodos por el otro.
3) Drogas, sustancias dopantes y bacterias en las alcantarillas de Londres: Un grupo de investigadores ha hecho públicos los resultados de la autopsia que le han practicado a la gigantesca bola de porquería (popularmente conocida como fatberg) que el pasado mes de septiembre colapsó la red de saneamiento de aguas residuales de Londres. Tal como se preveía, los análisis han detectado grandes cantidades de aceite, grasa, toallitas húmedas y bastoncillos… pero también, de otras sustancias aún más sorprendentes.
Por ejemplo, los investigadores han encontrado en esta enorme masa de basura (de 130 toneladas de peso y 250 metros de longitud) hasta tres bacterias responsables de producir enfermedades diarreicas y gastrointestinales que pueden llegar a ser mortales. Y también han detectado cantidades considerables de sustancias dopantes, drogas (cocaína, éxtasis o MDMA) y otros componentes químicos que se utilizan en los productos farmacéuticos.
O los ciudadanos dejamos de utilizar el WC como si fuera el cubo de la basura o acabaremos provocando serios problemas de salud pública… Al margen del elevado coste económico que implica desatascar los enormes tapones que se producen por la acumulación de residuos en las alcantarillas, y que en el caso de Londres asciende a unas 80 millones de libras al año.
4) Las canalizaciones de Japón son enormes peceras: Los japoneses tienen un gusto especial por todo lo que tiene que ver con las redes de abastecimiento y saneamiento de agua. No sólo decoran las tapas de sus alcantarillas con motivos artísticos (como ya os explicamos en este artículo), sino que también adornan sus calles con unos canales que más bien parecen gigantescas peceras.
Y es que las aguas que circulan por estas canalizaciones están tan limpias y cristalinas que resulta muy habitual verlas plagadas de diferentes especies de peces de colores. Uno de los más conocidos es el Koi, muy popular en las culturas orientales por su increíble capacidad para nadar a contra corriente. Con estas peceras naturales Japón vuelve a demostrarnos que hombre y naturaleza, ciudad y medio ambiente, pueden convivir en perfecta armonía.
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