La última semana ha estado marcada por las siguientes noticias en el ámbito del alcantarillado y el saneamiento de aguas residuales:
1) Los atrancos, un problema tan antiguo como las propias alcantarillas: Aunque últimamente se habla mucho de los atrancos que se producen en los sistemas de alcantarillado de todo el mundo como consecuencia de la acumulación de toallitas húmedas y otros residuos, el origen de este tipo de tapones es tan antiguo como el de las propias cloacas. Tal como explican en este interesante artículo de National Geographic, los atascos ya existían en tiempos de los romanos, quienes enviaban a los esclavos a desatrancar sus alcantarillas.
Con el nacimiento de las ciudades modernas, ya en el siglo XIX, empezaron a utilizarse las primeras herramientas que atrapaban la grasa y las restantes sustancias que obstruían los sistemas de saneamiento de aguas residuales (por ejemplo, filtros de grasa). También empezó a proliferar entonces el oficio de pocero, ya que era necesario que alguien, en última instancia, limpiara la porquería acumulada en las cloacas y se deshiciera de ella.
En la actualidad, la mayoría de los atrancos en las alcantarillas son producidos por la mezcla de grasas y calcio, a los que se suman después las toallitas húmedas mal disueltas, formándose gigantescas masas de residuos uniformes que en el mundo anglosajón son conocidas como fatbergs. Tales son las dimensiones de estas montañas de grasa que en algunos países incluso se está estudiando la posibilidad de convertirlas en combustible (concretamente, biodiésel).
2) Un villancico desde las alcantarillas: Compartimos con vosotros este divertido villancico con el que los poceros de la compañía británica Thames Water nos felicitaron las Navidades del año pasado. Se trata del clásico Jingle Bells, pero adaptado al mundo de las cloacas y recordándonos que no debemos tirar por el WC las toallitas húmedas o el pavo de Nochebuena si no queremos que los atrancos arruinen nuestras fiestas.
3) El monstruo de las toallitas llega a Albacete: El número de ciudades españolas amenazadas por los atrancos provocados por la acumulación de toallitas húmedas que se arrojan al inodoro sigue aumentando. La última en sumarse (tras los recientes casos de San Sebastián o Valencia) ha sido Albacete, cuya Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) gestiona cada día 1.000 kilos de toallitas (una tonelada diaria), según explican en esta noticia.
Una vez que llegan a esta depuradora, separar las toallitas del resto de residuos representa un tercio de todo el trabajo que deben realizar los operarios de la planta, al estar compuestas por un tipo de material que es capaz de superar varios filtros. De hecho, el viaje del monstruo de las toallitas no termina en la EDAR albaceteña sino en los vertederos, donde también deja una importante huella ecológica.
En el plano económico, Albacete destina 100.000 euros anuales a limpiar los colectores y pozos de bombeo colapsados por las toallitas que sus vecinos tiran por el WC. Por no hablar de los 250.000 euros gastados este año en renovar las bombas del EDAR por otras que se taponan con menos frecuencia o las 260 intervenciones que se han realizado durante los primeros 11 meses de 2017, entre desatascos, desatrancos y labores de prevención.
4) Málaga también sufre los atrancos por toallitas: La epidemia de atrancos provocados por las toallitas húmedas que se tiran por el WC sigue extendiéndose de manera incontrolada por toda España. Tal como explican en esta noticia, la provincia de Málaga también está sufriendo averías provocadas por la acumulación de estos residuos, que afectan a las bajantes de los edificios, la red pública de saneamiento de aguas residuales, los pozos de registro, los colectores y los sistemas de bombeo y depuración.
El artículo también explica que las toallitas húmedas se descomponen al entrar en contacto con el agua, pero tardan en hacerlo un par de semanas, mientras que el papel higiénico se desintegra en solo unas horas. El resultado de todo ello es un sobrecoste en los apartados de limpieza y desatrancos de unos 8 millones de euros anuales en la provincia malagueña, en cuyas estaciones de bombeo y depuración de aguas residuales se retiran cada mes cerca de 360 toneladas de toallitas.
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