La última semana ha estado marcada por las siguientes noticias en el ámbito del alcantarillado y el saneamiento de aguas residuales:
1) El Canal de Isabel II, un referente en saneamiento de aguas fecales: Siempre se ha dicho que los madrileños tienen la inmensa fortuna de disfrutar, desde hace más de 165 años, del Canal de Isabel II. Y no es una exageración, porque la institución recibió en 2017 la visita de más de 400 expertos nacionales y extranjeros, interesados en conocer su funcionamiento y sus medios técnicos, tanto en distribución como en saneamiento de aguas.
De hecho, entre las instalaciones del Canal Isabel II más visitadas se situaron algunas de las vinculadas al mundo de las cloacas, como el Centro de Control de Majadahonda (donde se vigilan los 365 días del año el funcionamiento de las redes de abastecimiento y alcantarillado) y la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de Arroyo Culebro Cuenca Media Alta.
En total, el Canal de Isabel II opera en Madrid más de 14.000 kilómetros de alcantarillas, más de 150 estaciones depuradoras de aguas residuales, 512 kilómetros de red de agua regenerada, 131 estaciones de bombeo de aguas fecales y más de 800 kilómetros de colectores y emisarios.
Además, el organismo se encarga de dar luz verde a las acometidas que los poceros realizan en la red de saneamiento madrileña. En este sentido, conviene destacar que el 100% de los trabajos ejecutados por Serbis Pocería obtienen el certificado de idoneidad expedido por el Canal de Isabel II, lo que nos convierte en la empresa líder del sector en la Comunidad de Madrid.
2) Investigan quién se quedó el dinero para construir una tubería en Griñón: La corrupción que durante los últimos años ha marcado la actualidad de numerosos municipios españoles también ha salpicado al ámbito del saneamiento, por desgracia para los que nos dedicamos a este noble oficio. Mucha gente se acordará del pocero de Seseña, quien sin embargo no ha sido la única figura que ha puesto a nuestro sector en el ojo del huracán.
Otro ejemplo lo encontramos en esta noticia, que informa de que José Ramón Navarro, ex alcalde del municipio madrileño de Griñón, será investigado por “olvidarse” de construir una tubería de 222 metros que debía trasladar las aguas fecales de la localidad hasta una estación depuradora… Una obra que, sin embargo, nunca se hizo y provocó que las aguas residuales de los vecinos de Griñón terminaran en el arroyo del Prado (también conocido como arroyo de las Suertes).
Según las pesquisas del Seprona, la ampliación del colector se adjudicó en el año 2000 con un presupuesto de 234.000 euros procedentes de la Comunidad de Madrid, pero las aguas del alcantarillado de Griñón empezaron a arrojarse al arroyo del Prado a partir del año siguiente. Parece, por todo ello, un caso claro de corrupción que ha tenido como grandes perjudicados a los vecinos de Griñón y a sus recursos naturales y como únicos beneficiados a quienes se han repartido todo ese dinero, que es lo que la justicia tendrá ahora que dilucidar.
3) La UE estudiará cómo extraer los residuos farmacéuticos de las aguas fecales: La Unión Europea financiará durante los próximos cuatro años el proyecto Recopharma, dotado con 900.000 euros y que tratará de desarrollar nuevas técnicas que permitan recuperar de las aguas residuales los llamados contaminantes persistentes, entre los que destacan los productos farmacéuticos. En la investigación participarán varias universidades y ‘start ups’, incluida la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y Aeris Tecnologías Ambientales, una de sus ‘spin-offs’.
Hasta ahora existían algunos procedimientos para acabar con las sustancias farmacéuticas que permanecen en las aguas residuales, pero se han demostrado costosos y, en algunas ocasiones, ineficaces. Ese será el principal cometido de Recopharma: recuperar los agentes tóxicos y degradarlos o transformarlos, creando un proceso de economía circular que permita reaprovechar las aguas tratadas y ahorrar recursos energéticos.
4) Un WC con calefacción, música… y un precio de más de 5.000 euros: Recientemente se ha celebrado en Las Vegas una nueva edición del Consumer Electronic Show (CES), una de las ferias tecnológicas más importantes del mundo. Allí se han presentado todo tipo de dispositivos y aparatos, entre los que nos ha llamado la atención un retrete bautizado como Numi, fabricado por la compañía Kohler y cuyo precio supera los 5.000 euros.
En este artículo lo definen como una tontería tecnológica. Y no les falta razón, porque una cosa es introducir tecnología para hacernos la vida más cómoda o ahorrar en el consumo de agua y otra muy distinta es añadir software suficiente como para transformar un retrete en una nave espacial… Y en este invento han hecho las dos cosas:
·Avances interesantes:
- Numi incorpora un moderno sistema de descarga para ahorrar agua cada vez que tiramos de la cadena.
- También lleva una varilla para limpiar el WC con agua a presión, a una temperatura determinada, y luego secarlo.
- Incluye un potente mecanismo destinado a mantener el retrete siempre aromatizado.
·Innovaciones que rozan el absurdo:
- También trae un mando a distancia táctil con más funciones que algunos mandos de televisión.
- Los usuarios pueden ajustar sus preferencias personales, lo que no deja de ser muy friki teniendo en cuenta que estamos hablando de un simple váter.
- Incorpora un sistema de manos libres que levanta y baja la tapa del retrete cada vez que alguien entra o sale del baño.
- Otro sistema ajusta la altura de la taza de forma automática en función del tamaño del usuario que se sienta sobre ella.
- Una de las cosas más surrealistas es su sistema de calefacción, que pone la taza a la temperatura a la que nos guste tener nuestras posaderas.
- Y aún más surrealista: otro mecanismo situado en el suelo nos calienta los pies mientras estamos sentados sobre este peculiar WC.
- La nota de color la pone un sistema de luces que ilumina el retrete en siete tonalidades diferentes.
- El esperpento se completa con la posibilidad de sincronizar el WC con nuestros teléfonos y tabletas o introducir una tarjeta SD para escuchar nuestra música favorita mientras nos aliviamos (antes lo habitual era leer una revista, ¿no?).
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